Sobrevive inmersa en el
torbellino diario aunque a veces quisiera ser el ojo calmo del huracán.
Fortaleza extrema demuestra
mientras a duras penas, al borde del colapso, logra contener el llanto.
Insensibilidad absoluta aparenta
cuando le urge la recepción de un te quiero y un abrazo.
Es tanto lo que pesa todo
lo que le pasa que ella termina por desear una pausa de mente en blanco.
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