La
riqueza interior de cada uno de nosotros está basada casi en absoluto en lo que
imaginamos. Científicamente se sabe que los sucesos o acontecimientos que condicionan
nuestra vida para bien o para mal representan un porcentaje mínimo respecto de todo
lo que nuestra mente imagina en base a
esos hechos. Ocurre algo que nos afecta de alguna manera y automáticamente
comenzamos a hilvanar posibilidades, a elaborar teorías, a construir diversas
formas de actuación para proceder a enfrentarlo o defendernos.
Pues
ese discurrir de la mente en base a ciertos disparadores es lo que hace que la
mayoría estemos convencidos de que es posible alcanzar ideales de sentimientos,
de personas, de modos de vivir, de relaciones, y de mundos, entre muchas otras cosas,
porque estos modelos existen o están implícitos en nuestra imaginación; y ese
creer en lo que se imagina es lo que nos impulsa a seguir adelante sin pensar
en que vamos al encuentro de la utopía misma.
Este es mi borrador virtual. Todos los textos son de mi exclusiva autoría. No siguen ninguna línea específica ni hilo conductor, ni siquiera una cronología. Publico compulsivamente cuando tengo ganas, y cuando no las tengo me pregunto por qué pierdo el tiempo en hacerlo. Soy así. Las imágenes fueron tomadas de Internet.
martes, 27 de octubre de 2015
Atracción cara pálida
Blanco y negro
Ese inexplicable
atractivo de lo contradictorio.
Me cautivan sobre manera
las combinaciones entre opuestos.
Un cóctel bien preparado
de inocencia y perversidad puede llegar a embriagarme de placer.
La mezcla de tolerancia
e injuria bien manejada puede hacer resurgir pasiones aletargadas.
Una dosis moderada de
rebeldía hará estragos en la placidez de una noche de luna llena.
Un toque de malicia cada
tanto es condimento indispensable para amenizar intrascendentes bienestares.
jueves, 22 de octubre de 2015
Resignado
Y bue... si sucediera que un día de estos
usted se cansara de mis particularidades y me mandara a la mierda; pues ese
será un triste día sin duda alguna, pero no será más que otro de los que
trataré de superar con la ayuda de la ocurrencia del tiempo y el archivo en las
celdas del olvido; así como he tratado de superar todos aquellos tristes días
de mi vida sin obtener demasiado éxito hasta el momento.
martes, 20 de octubre de 2015
El último golpe
Para él fue un golpe más, uno leve, sin demasiada importancia, que ni
siquiera lo llevó a pensar que acarrearía consecuencias o que podría cambiar
algo. Había habido peores e incluso palizas de esas que amansan, y ella nunca
había reaccionado ni decidido hacer nada al respecto.
En cambio para ella fue el último, el que acabaría con la irrelevancia
de su proceder y daría fin a su vida sumisa, para dar comienzo a otra, muy
incierta seguramente, pero bajo el dominio de su voluntad y sin lugar para las
agresiones ni las imposiciones de los demás. Esa cachetada fue el golpe que
obligó a su mente a decir: “Basta, ya ha sido suficiente, no debes soportarlo
más”
El sonido producido por el golpe del bate de béisbol al dar sobre la
nuca del hombre se escuchó apagado, tal vez más apagado aún que el ruido de su
cuerpo al caer fláccido sobre el piso de madera de la humilde casilla. Los pasos
que se oyeron en retirada un rato después también eran calmos y livianos, como
liberados de carga.
Dulce borrachera
Sugerencia versus obviedad
El hacerle una observación sutil acerca de las supuestas virtudes
interiores siempre tendrá más efecto que un comentario descarado y directo sobre
los reales atributos de la dama que tengamos enfrente.
La mente está tan acostumbrada a la obviedad, a las generalidades y a
las groserías que ya no logran sorprenderla. En cambio, se rendirá y se pondrá
de rodillas ante lo distinto, ante lo seductor de lo sutil y lo misterioso del
supuesto por más efímero que esto parezca.
miércoles, 14 de octubre de 2015
Inevitable decantar
Poco a poco te has ido yendo como el
color de las cosas viejas.
Poco a poco te has diluido como la pasión
con el tiempo.
Poco a poco has desaparecido como la
polvareda con el viento.
Poco a poco te has borroneado como la
ansiedad al paso de los años.
Poco a poco me has ido ladeando de tu
vida como el reloj descarta las horas del día a sabiendas que se acabarán y que jamás
habrá una vuelta atrás.
jueves, 8 de octubre de 2015
Respuestas nocturnas
Seguro les ha pasado más de una vez que han despertado a mitad de la
noche, o han recibido a un nuevo día, con la respuesta a esa pregunta que los
tuvo en vilo durante semanas. Y además, envueltos en el regocijo del hallazgo,
jamás se preguntaron por qué siempre aparece esa respuesta cuando menos la
buscaban. Tal vez no llegue a ser relevante el asunto, pero sin duda llama un
tanto la atención. ¿Qué es lo que hace que encontremos las respuestas cuando
dejamos de buscarlas? ¿Es la tensión de la mente que se libera y por ende al
descansar se potencia y ve las cosas de un modo más analítico? ¿O existe algo
más allá de nuestros alcances comprensibles que nos ayuda a encontrar a través
de señales lo que inconscientemente continuamos buscando? ¿Seguimos teniendo la
potestad absoluta sobre nuestra mente cuando dormimos?
¡Qué preguntas! Mejor me voy a dormir, con suerte tal vez al amanecer
me encuentre con alguna respuesta o una señal al menos que me indique cómo
llegar a ellas…
Juro que la conocía
—Creo que este es el mío— le dije, al acomodarme a su lado. Pelotuda
observación, dirán ustedes, aunque en mi defensa debo alegar que para ese
momento yo ya estaba bastante dado vuelta,
un poco por su belleza y mucho más porque hacía diez minutos que trataba
de ubicar a la chica en algún contexto, sin poder lograrlo.
—Así parece— respondió, con una amplia sonrisa.
Tiré un par de bromas a las que ella me siguió con absoluta prestancia
acerca de una doña que se cambió de lugar media docena de veces, hasta que
logró sentarse al lado de otra señora, consiguiendo su propósito de conversar
con alguien durante el trayecto entre ciudades.
Toda vez que pude la observé de reojo, me resultaban muy familiares: su
cara, su porte, su voz, su sonrisa, sus manos, sus piernas.
Nos despedimos con un saludo afectuoso propio de conocidos al llegar a
mi destino que no era el de ella. Juro que la conocía aunque nunca la había
visto antes.
Mientras camino hacia el trabajo acompañado de su recuerdo, me
pregunto: ¿No se me habrá escapado un personaje de alguna narración?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)