La
extensión de tu ausencia poco a poco me ha ido quitando las ganas de
extrañarte. La opresión otrora insoportable ha cedido milímetro a milímetro
liberando de congoja mi pecho y oxigenándome el alma. El largo lazo del olvido
me ha rodeado paulatinamente, ciñéndose a mi cuerpo centímetro a centímetro,
haciendo que expulsara hasta las últimas migajas de pasión y locura. Ya casi
puedo asegurar que me encuentro a unos pocos cientos de miles de kilómetros de olvidarte, y a sólo una eternidad de dejar de quererte.
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