Me he despojado del resto de sus pertenencias y las he tirado en
el desván de los deshechos. Refregué con ansias de obseso las huellas de su
paso, rociándolas con el mágico polvo del descuido. Traté de borrar su grato
recuerdo inventando las más viles historias, donde la mejor de las arpías tenía
su cara y la víctima era yo. Intenté sumergir en alcohol el estigma de su presencia,
pero mientras más se nublaba mi vista con mayor nitidez la veía. Y resulta que a
ratos se va, pero de repente suena una canción, y ahí está ella, inmersa en esa
melodía que me lleva adonde alguna vez la escuchamos juntos. Y por ahí pasa un
tiempo en que parece que al fin los caminos se han bifurcado, y aprovecho el
momento y me dedico a leer, y ocurre que en la lectura siempre encuentro una
frase que me remite inevitablemente a ella. Entonces me doy cuenta de que jamás
se termina de olvidar a quien se ha querido de verdad, y que no está mal llevar
esos gratos recuerdos adheridos al alma. Si en definitiva, son solo míos y de
nadie más.
Este es mi borrador virtual. Todos los textos son de mi exclusiva autoría. No siguen ninguna línea específica ni hilo conductor, ni siquiera una cronología. Publico compulsivamente cuando tengo ganas, y cuando no las tengo me pregunto por qué pierdo el tiempo en hacerlo. Soy así. Las imágenes fueron tomadas de Internet.
lunes, 27 de junio de 2022
El estigma de su presencia
viernes, 17 de junio de 2022
A la espera
Ya sumergido en el hartazgo por la falta de concreción, ha dejado de seducirme lo intangible. El poder de los sueños ya no ejerce supremacía sobre mí. El magnetismo de la utopía ha transmutado a simple rechazo. Cuestiones nada halagüeñas, pues de ello se alimenta el paso siguiente, se nutre el porvenir. Me exasperan en el discurrir habitual: la llanura del paisaje, la monotonía en el pensar, la sucesión inalterable de los hechos, lo trillado de las cuestiones, la intrascendencia del paso del tiempo, la volatilidad de las buenas intenciones. Todo lo cual es todavía más nefasto que lo anterior. Aún así, continúo engañándome y estoy a la espera de que suceda algo que me sorprenda , que me agarre de las solapas, que me levante en vilo, que me zamarree y me susurre al oído: “viste que valía la pena tanta espera”
Resistiré
Mi camino no suele ser el de la mayoría, siempre tuve claro que no
era mi deseo acompañar incondicionalmente el andar de los demás. Me resisto por
la simple rebeldía de mi convicción. Aunque la tendencia general intenta abducirme,
ejerciendo su atractivo y desplegando toda su seducción, en la clara pretensión
de atraparme e imponerme sus condiciones con su discurso de buen político, con su
alegato de abogado brillante, con su cintura de mujer bonita. Es una intensa y
permanente batalla la que tengo que librar a diario para no involucrarme en
generalidades, para no contagiarme de obviedades, para no copiar los procederes
de los demás, para poder dar rienda suelta al libre albedrío que se me ha
asignado por naturaleza. Siempre preferiré caer en el pecado individual y hacerme
cargo de la culpabilidad, a ser parte del pecado universal que por ese simple
hecho solo se exculpa.