—Qué raro eso de que aún no te has hecho grabar ningún tatuaje— observó.
—Eso no es del todo cierto —contesté— cuando logres conocerme y puedas
observar con suma atención a través de mis ojos, con la seria intención de trascender
la simpleza de una mirada, verás en detalle cada uno de los tatuajes que se me
han ido grabando a fuego a lo largo de la vida. Prefiero llevarlos ahí, jamás
se me olvidará lo profundo de su significado, y resguardándolos de esa forma me
aseguro que sólo podrán ser observados por quienes se hayan ganado el privilegio
de verlos.
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