mientras
cae lentamente tu ropa,
como
cae el rocío, gota a gota,
sin
soberbia alguna, sin sonrojos.
Deseo
escribir unos cuantos versos,
ahí
en lo más alto de tus caderas,
aunque
en el intento me fuera,
a
ganar un par de contracturas,
por
contenerme ante tu hermosura,
y no ir por algo más.
Grabaría
con letras de fuego,
mi
orgullo por haberte visitado,
aunque
jamás te hubiese tocado,
más
que en mis tórridos sueños,
y
esto no sea más que un empeño
por
hacerlos realidad.
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