Como aquel retoño que crece en medio de lo enmarañado de la selva,
que retuerce su tronco y estira su tallo todo lo que sea necesario con la
finalidad de encontrar la claridad que necesita para sobrevivir, así voy. Retorciendo
mis raíces, resquebrajando mis ideales, ladeando mis pasiones, esforzándome
cada día un poco más que lo aconsejable, con el propósito de encontrar tu luz,
convencido de que al final eso me traerá la dicha que deseo. Pero, como tu luz
me es esquiva, cada tanto las dudas me embargan y hacen que me pregunte si no
estaré perdiendo el tiempo. Como sea, el tiempo jamás se recupera, y tu luz, aunque
algo difusa y a veces errante, sigue allá al frente aún clamando por mí.
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