Las lágrimas que se guardan jamás se evaporan,
van llenando poco a poco los huequitos del alma.
Hasta que una minucia altera la supuesta calma,
y aunque te quieras controlar, tus ojitos lloran, lloran.
Los dolores que se soportan nunca se superan,
van encontrando reposo en lo débil del cuerpo.
Y cuando te convences que ha pasado el entuerto,
reaparecen como dolencias que tu salud alteran.
Las rabias que no se expresan no desaparecen,
se van acumulando en un depósito con fin,
que si rebasa su capacidad te pondrá a mil,
y sufrirán tu ira hasta quienes no lo merecen.
Lágrimas, dolores y rabias jamás hay que archivar.
¡Llora tu desazón, grita tu dolor, mándalos a pasear!
Que la vida es una sola y no se debe malgastar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario