martes, 26 de octubre de 2021

Revés

Como aquel borracho perdido,

que en la esquina le cerró el bar,

ya no tengo lugar dónde parar,

tu ausencia me llenó de vacío.

 

Aposté un pleno a ese sueño,

y terminé de cabeza en el fango.

Ahora por la vida voy errando,

y volver a empezar no puedo.

 

Voy hacia donde la inercia me lleve,

andar errático de bola sin manija.

Será el destino quien: decida o elija,

me tire al suelo, o al cielo me eleve.

 

Es tarde cuando me doy cuenta,

de no empeñar todas las fichas.

Pues cayó la cara de la desdicha,

y entró la desazón por mi puerta.

 

Habrá que seguir como Dios manda,

aunque duela en el pecho el engaño.

Pasaran los días, los meses, los años,

hasta que termine de escocer el alma.

 

Universo roto

El azar se había encargado de conectarlos de alguna manera, a través de encuentros fortuitos, saludos casuales y sonrisas encontradas. Todo estaba imbuido en un mundo mágico de sensaciones únicas, ella lo tenía a él metido en sus pensamientos, inmiscuido en lo más profundo de su esencia; él la soñaba todas las noches y la deseaba todos los días. Ambos sabían exactamente lo que sentía el otro, incluso estaban convencidos que estaban hechos cada cual para cada quien. Hasta que él tuvo una mala idea y, peor aún, la llevó a cabo: se le ocurrió conocerla, estrechar lazos. Eso hizo que se hiciera añicos el delicado cristal del universo ideal, tal vez porque se trataba de una utopía y las utopías así como el horizonte cuentan con esa inexplicable certeza de lo inalcanzable, o quizás porque al destino no le gusta que se metan en sus decisiones. Desde entonces, nada volvió a ser igual: ella va feliz por la vida y de él ni se acuerda, él ha optado por dejarse llevar por lo que sea que suceda, y en esa inercia, el azar jamás volvió a cruzar a ella en su camino, aunque él la sigue soñando cada noche y deseando cada día.


Libérate

Las lágrimas que se guardan jamás se evaporan,

van llenando poco a poco los huequitos del alma.

Hasta que una minucia altera la supuesta calma,

y aunque te quieras controlar, tus ojitos lloran, lloran.

 

Los dolores que se soportan nunca se superan,

van encontrando reposo en lo débil del cuerpo.

Y cuando te convences que ha pasado el entuerto,

reaparecen como dolencias que tu salud alteran.

 

Las rabias que no se expresan no desaparecen,

se van acumulando en un depósito con fin,

que si rebasa su capacidad te pondrá a mil,

y sufrirán tu ira hasta quienes no lo merecen.

 

Lágrimas, dolores y rabias jamás hay que archivar.

¡Llora tu desazón, grita tu dolor, mándalos a pasear!

Que la vida es una sola y no se debe malgastar.

 

lunes, 4 de octubre de 2021

Indecisión

Y pensar que no me pediste que te llevara lejos, que sólo querías que fuéramos dos pájaros sin rumbo y que saliéramos a volar para dejar atrás todo aquello que nos hacía doler.

Y pensar que me dijiste que no pretendías que te bajara la luna, que sólo deseabas que en esas noches mágicas me sentara a tu lado y admiremos juntos su esplendor.

Y pensar que soñabas con la posibilidad de acostarte junto a mí, de acurrucarte contra mi pecho y dormirte entre mis brazos, para que a nada ni a nadie se le ocurriera quitarte el sueño.

Y pensar que me dejaste en claro que no querías un esposo, ni mucho menos un amante, que sólo pretendías que te tomara de la mano y te acompañara, y me dejara acompañar, a donde sea que nos quisiera llevar el pícaro destino.

Y pensar que nunca me animé.