martes, 15 de mayo de 2018

Solitario

He aprendido a andar solo, virtud que tarde o temprano deberé aplicar. Es que, al fin y al cabo, es así como venimos y como nos vamos. He buscado con suma insistencia y mirada versátil el alma que trate de comprender mi manera de ser, que no se adelante a mis intenciones ni retrase su proceder por mí, la que se pueda elevar sin esfuerzo junto a mí y se deje caer conmigo sin temores, la que fluctúe con mis fluctuaciones, la que camine a mi lado, o dentro de mí si es su deseo, pues el mío siempre será acompañarla o acogerla.
Me está llevando tanto tiempo la búsqueda, que en esa infructuosidad suele invadirme cierto temor, como que me han sobrepasado las dudas acerca de no saber qué hacer si al fin la encuentro.
Una voz pastosa, calma y muy segura, que parece emanar desde lo más profundo de mi ser, me susurra al oído: tan sólo confía y déjate llevar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario