domingo, 15 de enero de 2017

Llamado

Pudo haberse quedado con la eterna duda acerca de lo que podrían sentir al estar uno frente al otro y por ende conservar para siempre el fantástico recuerdo de los momentos virtuales vividos, pero cuando ella le pidió que fuera a su encuentro él no lo dudó un instante y acudió solícito. No le importaron los trescientos kilómetros que los separaban, ni las seis horas de viaje, ni el día que empeñó, ni las excusas que tuvo que inventar y las posibles consecuencias. Tan sólo compartieron quince minutos entre besos adeudados, abrazos prometidos, y murmuración de frases pensadas que tal vez no debieron ver la luz en ese momento. Él retornó con el regusto en el paladar de los besos cálidos de ella, con el agridulce sabor con que cuentan los deseos imposibles satisfechos en parte, y con la absoluta convicción de que nunca más volverían a verse. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario