Plomizos elefantes me
sobrevuelan, oscuros y tenebrosos, amenazantes y controladores. Quisiera que me
dejaran en paz para poder volar, libre al fin de hacer lo que se me dé la gana;
o, tal vez, rendirme, dejarme vencer, para que cumplan con su misión, y perecer
aplastado bajo su peso cada vez menos soportable. Debería tomar una decisión
para que el tiempo valga la pena y no seguir con el transcurrir intrascendente
sumergido en la monocromía de los grises.
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